La Pinacoteca do Estado de São Paulo presenta la exposición Estúdio de Arte Irmãos Vargas – Fotografía de Arequipa, Perú 1912/1930, con 75 imágenes, en blanco y negro, de los fotógrafos Miguel y Carlos Vargas. Son imágenes de su tierra natal, Arequipa – Perú, retratos y escenas de la vida cotidiana de una época dorada de la fotografía peruana. Destacando una serie de fotografías de actores, bailarines y artistas de la época, donde se nota fácilmente el estilo teatral y depurado. También se exhibirán alrededor de 20 negativos de vidrio inéditos que nunca salieron de Arequipa.
A finales del siglo XIX y principios del XX, ciudades como Lima, Cusco y Arequipa, todas en Perú, concentraron una gran cantidad de estudios fotográficos y fueron responsables del desarrollo artístico de estas regiones. Este período es considerado uno de los patrimonios fotográficos más importantes de América Latina y la obra de los hermanos Vargas está directamente relacionada con este período.
Descendientes de una familia modesta, los hermanos Vargas nacieron en Arequipa. Carlos, en 1885 y Miguel, en 1887. Estudiaron en el Colégio Salesiano y concibieron su primera cámara fotográfica, un invento que llamó la atención de Max. T. Vargas, dueño de un importante estudio en Arequipa, quien en 1900 los contrató. Como asistentes, aprendieron los procesos de revelado y cómo retocar cada fotografía con lápiz.
En 1912, Carlos y Miguel abrieron su propio estudio. Ocho años después, Arequipa ha alcanzado una prosperidad sin precedentes gracias a una economía dinámica y una generación de artistas que hicieron de la ciudad un oasis de cultura. En ese ambiente, los hermanos Vargas organizaron 16 exposiciones para presentar sus obras y su estudio se convirtió en un centro de difusión cultural donde poetas, escritores, actores y artistas acudían a encuentros, debates, recitales y exposiciones.
En 1929, la gran depresión golpeó el Estúdio de Arte Irmãos Vargas, trayendo una nueva clientela, con poco dinero. Con él también llegaron las nuevas cámaras de formato más pequeño, y los negativos de acetato reemplazaron a los negativos de vidrio. Poco a poco, la escenografía y el refinamiento desaparecieron. Todavía moderno, pero más popular y más comercial, el Estudio mantuvo su prestigio. Cerró sus puertas en 1958, luego de casi medio siglo inmortalizando la vida social y cultural de los habitantes de Arequipa.
Según Diógenes Moura, curador de la muestra, “en un momento en que la publicidad, la moda y el fotoperiodismo estaban en sus inicios, los retratos eran el punto culminante de los estudios de Arequipa, Lima y Cusco, y los hermanos Vargas se convirtieron en un referente porque “revelaron la alma” de cada
de tus personajes La alta burguesía podría tener ante sí lo mejor que pudiera reflejar su propia personalidad. Estas son fotografías realmente extraordinarias. En ellos están todos los signos de esa época: la ropa, los gestos, las poses, la mirada, el deseo que aquellas damas nunca pudieron revelar. Porque ese también fue un tiempo de silencio. Los hermanos Vargas lo sabían. Aprendieron las técnicas del retrato romántico victoriano de Max. T. Vargas. Las limitaciones técnicas de la época contribuyeron a poses más estáticas, con iluminación natural, sombras mínimas y fondos y escenografía cuidadosamente elaborados. Pero, muy sutilmente, los Vargas querían ir más allá”.
